sábado, 30 de junio de 2007

LAS MUJERES EN CARGOS DIRECTIVOS

Carlos Mora Vanegas
“Los derechos individuales de una persona en cualquier relación. Son los mismos que disfrutaba, incluso antes de saber que existía el otro miembro de esa relación. Los derechos no son algo que pueda negociarse. Simplemente existen: La tarea de una relación es reconocer y proteger los derechos de ambas partes. “
David Viscott
El gran avance que ha desarrollado en los últimos años el poder femenino se vislumbra en que muchas ya han escalado posiciones que era un monopolio de los hombres, como por ejemplo, el estar a cargo de puestos directivos determinante en la dirección de las empresas, organizaciones, instituciones.
Hoy no nos extraña ver como la mujer se desempeña eficientemente en la gerencia de alguna empresa, para ello se ha venido preparando, capacitándose en pro de adquirir los conocimientos gerenciales modernos, en saber desempeñar su rol haciendo uso adecuado de las herramientas que el crecimiento personal proporciona,
El Center for Creative Leadership , al respecto comenta, que medida que las mujeres afirman su posición en el mundo ejecutivo, las cuestiones que las inquietan varían: del acceso a la dirección a una mayor comodidad en sus elecciones personales. Esta situación representa un cambio y una expansión en la clase de problemas que típicamente enfrentaban las mujeres con éxito antes, lo más importante eran los obstáculos laborales vinculados con el género -acoso, aislamiento, necesidad constante de encajar y demostrar el propio valor-; ahora, el énfasis está puesto en los estilos de vida cambiantes, en las elecciones y los compromisos, en las fuerzas que influyen en las decisiones y en las estrategias con que las mujeres triunfadoras se labran carreras significativas y satisfactorias.
Desde luego a pesar de la apertura que se ha dado en la Administración en pro del desempeño de la mujer, dentro un liderazgo que favorezca a las empresas, todavía se comenta, que muchas mujeres se encuentran frente a una encrucijada: los caminos tradicionales en las carreras profesionales parecen claros pero, también, insatisfactorios o imposibles de transitar, mientras que los nuevos senderos que permitirían una vida más plena, son complejos, inciertos y ambiguos.
En un análisis sobre esta importancia del rol de la mujer ejecutiva en el presente realizado por Marian N. Ruderman y Patricia J. Ohlott , señalan que en una investigación de 1999, el profesor de la Universidad de Connecticut Gary Powell llegó a la conclusión de que la proporción de mujeres en el management había aumentado drásticamente de la década de 1970 a la de 1990. Y, según un informe del año 2000 de Catalyst (organización sin ánimo de lucro dedicada al estudio del éxito de las mujeres en el mundo laboral) ellas ocupan el 12,5 por ciento de las posiciones ejecutivas en las corporaciones del ranking Fortune 500, un crecimiento de 8,7 por ciento respecto al que ostentaban en 1996.Sin embargo, se señala, que más mujeres ocupen posiciones de poder no significa que haya terminado la discriminación: el techo de cristal todavía existe, pero tiene grietas y cada vez más personas presionan contra él. También son más numerosos los individuos que detectan problemas intrínsecos fundamentales en el diseño del trabajo y de las organizaciones. En el libro Unbending Gender, la abogada Joan Williams señala que las organizaciones definen al empleado ideal como alguien que antepone el trabajo sobre todas las necesidades de su vida y nunca tiene tiempo para atender o cuidar de los demás.Los sistemas de promoción y recompensas se basan en los esquemas tradicionales de vida de los hombres y, por ende, no se acomodan al esquema de las mujeres, que han sido las principales responsables del cuidado de la familia.
Los sistemas de promoción formales y tácitos en las empresas se ajustan al ideal del director hombre y casado. En un artículo publicado en Harvard Business Review, Debra Meyerson y Joyce Fletcher explican que las organizaciones han sido creadas para los hombres, sobre la base de sus experiencias e ideales. Consideran que la inequidad de los géneros es una característica de las organizaciones modernas, en las cuales una visión particular de la masculinidad da forma a la cultura y las normas. Según esta visión, las organizaciones asignan prioridad absoluta al trabajo, ponen el acento en los logros individuales y en la competencia, y definen el éxito en términos de recompensas financieras.
Desde luego no ha sido muy fácil para la mujer incursionar en cargos directivos, sí se tiene un estudio detecta 12 "barreras" que impiden a la mujer asumir cargos directivos en ciencia y tecnología
Entre las barreras detectadas, la responsable del grupo por la igualdad de oportunidades GIOPACT, de la UPC, Carme Martínez, destacó el "predominio masculino en el ambiente organizativo", en cuanto a lenguaje, diseño, vestimenta, condiciones del puesto de trabajo y bromas, para lo cual propuso "desarrollar una cultura organizativa neutra". Martínez también subrayó "las dificultades de reincorporación al trabajo después de una interrupción" como la maternidad y el "sentimiento de aislamiento y falta de confianza y autoestima".
El resto de barreras son la ausencia de perspectivas "de género" en la evaluación de la excelencia científica, el dominio "masculino" en tribunales y comisiones, la baja representación de la mujer en niveles empresariales, la ausencia de políticas de conciliación entre la vida laboral y la familiar, la ausencia también de "modelos de liderazgo femeninos", la "no neutralidad" en cuanto a géneros de las políticas de reclutamiento y también de las políticas de promoción, las diferencias salariales entre hombres y mujeres y la imagen "negativa" de la mujer sobre las profesiones en ciencia y tecnología.
Señala, Carme Martínez, que a partir de los resultados analizaron "las barreras que cada estereotipo supone para la mujer" y buscaron soluciones prácticas. Para su aplicación reclamaron la participación de las empresas y de sus órganos directivos, "que deben ser quienes eliminen las barreras de acceso a las mujeres.
Considere que según un estudio realizado por la consultora
Boyden Global Executive Search entre 100 directivas españolas, un 64 % son mujeres casadas, entre 35 y 40 años; un 40% corresponden a mujeres con hijos y con formación superior en la rama de Ciencias empresariales y económicas; un 17% con un MBA (17%) o una segunda carrera universitaria (13%). Las directivas tienen en cuenta muchos factores a la hora de aceptar los puestos de responsabilidad. Valoran mucho el "desarrollo profesional" (72%) y la "autorrealización personal" (52%). Sólo renunciarían a este puesto si hay suficientes motivos familiares y si ven recompensados, sus sacrificios. En cuanto a su labor profesional, las mujeres no se sienten discriminadas ni limitadas a la hora de tomar sus decisiones, y, es más, consideran que aportan un valor añadido a su trabajo: el enfoque humano.
Por último tomases en cuenta lo señalado por Ana Botella, que el futuro profesional de las mujeres aún depende de que empresas e instituciones tomen conciencia de la importancia de poner en marcha políticas flexibles de conciliación. Sigue siendo necesario articular mecanismos que incentiven a las empresas a apoyar la conciliación de los objetivos familiares y laborales de sus empleados

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